Redacción. Madrid
La Sociedad Europea de Cardiología (ESC) ha presentado las ‘Guías europeas sobre el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares durante el embarazo’, en las que destaca “la posibilidad e importancia de ofrecer consejo genético por parte de los cardiólogos; la valoración de los métodos diagnósticos, sobre todo de imagen, tanto en la madre como en el feto; la selección del momento y modalidad del parto, con consideraciones sobre anestesia, monitorización, profilaxis de endocarditis; la aplicación de diversas escalas para calcular el riesgo en mujeres con cardiopatías congénitas y adquiridas, así como los aspectos relacionados con los métodos de anticoncepción, la fecundación in vitro y la interrupción del embarazo”.
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La Dra. Pilar Mazón, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y especialista del Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Hospital Universitario de Santiago de Compostela, ha destacado la importancia de estas guías, “ya que no hay muchos datos sobre este problema y, aunque es poco frecuente, sí tiene mucha trascendencia”. “Los cardiólogos, en general, atienden a pocas pacientes que estén embarazadas, y los ginecólogos, pocas embarazadas que tengan una cardiopatía. Por tanto, no hay demasiada experiencia a nivel individual y las guías orientan a los profesionales potencialmente implicados”, ha destacado la doctora.
En el año 2003, la Sociedad Europea publicó un ‘Documento de Consenso’, pero desde entonces ha habido bastantes novedades que no han sido recogidas hasta la publicación de las actuales guías.
La SEC recomienda a cardiólogos, ginecólogos y matronas que, en caso de que se enfrenten a un caso de embarazo y cardiopatía, sigan las guías establecidas por la Sociedad Europea de Cardiología, puesto que “cerca del dos por ciento de embarazadas presentan complicaciones durante el periodo de gestación como consecuencia de alguna enfermedad relacionada con el corazón”.
La hipertensión arterial en el embarazo es el problema no obstétrico más frecuente y constituye la principal causa de morbilidad y mortalidad materna, fetal y neonatal, tanto en países en desarrollo como desarrollados, especialmente en mujeres embarazadas a partir de los 35 años, en las madres primerizas, en las madres con embarazos múltiples o en mujeres que sufren de obesidad o de diabetes. Aún así, en el 50 por ciento de los embarazos con complicación cardiovascular se trata de mujeres que ya padecían de alguna cardiopatía congénita. En estos casos, la insuficiencia cardiaca ocurre entre el 10 y el 40 por ciento de las veces.
Según han indicado los especialistas, el embarazo comporta una serie de cambios fisiológicos en el sistema cardiovascular. Por ejemplo, se produce un progresivo incremento del gasto cardiaco, que puede llegar hasta el 50 por ciento por encima de los valores antes del embarazo y hasta el final del segundo trimestre y principios del tercero. Existe también un aumento del volumen sistólico hasta del 30 por ciento y de la frecuencia cardiaca, de 10 a 20 pulsaciones más por minuto.
La Dra. Milagros Pedreira, miembro de la SEC y cardióloga del Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Hospital Universitario de Santiago de Compostela, ha indicado que “estos cambios son normales en todos las mujeres, pero si existen problemas cardiovasculares previos, como es el caso de la cardiopatía congénita, pueden ser mal tolerados y conducir al desarrollo de complicaciones tanto a nivel materno como fetal o neonatal”.
En el momento del parto, el dolor, la ansiedad y las contracciones uterinas conducen a un nuevo aumento de la presión arterial y del gasto cardiaco. Hasta ocho y doce semanas tras el parto, la situación hemodinámica no vuelve a sus valores normales pre-embarazo. En muchos casos, los problemas cardiacos sucedidos en la madre como insuficiencia cardiaca, arritmias o complicaciones derivadas de la hipertensión arterial, pueden afectar en el feto de diversas formas, como retraso en el crecimiento, alteraciones en su desarrollo, secuelas por hipoxemia mantenida, malformaciones congénitas en relación a algún fármaco con efecto teratógeno, e, incluso el aborto.
La Dra. Pedreira considera que “para prevenir complicaciones durante el embarazo, lo principal es que las mujeres diagnosticadas de alguna cardiopatía, ya sea congénita o adquirida, sean valoradas antes de quedarse embarazadas”. “Incluso, en ocasiones, puede indicarse alguna intervención para corregir algún problema antes de la gestación. También es muy importante mantener un estricto control sobre el consumo de fármacos, determinar cuándo son realmente necesarios, ya que a veces deben sustituirse por otros al menos en el primer trimestre, como sucede en el caso de los anticoagulantes orales que toman las mujeres portadoras de algunas válvulas artificiales”, ha añadido.
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